sábado, 27 de junio de 2015

OASIS:...nos necesitamos unos a otros...


PARA MEJORAR TU ENTORNO: UNA PROPUESTA DE JOSÉ SARAMAGO.


De la Redacción del Periódico Digital "SIN EMBARGO"
México, 24 jun (EFE).- Decía José Saramago que con la misma fuerza con la que los humanos defienden sus derechos tendrían que reivindicar sus deberes, unas palabras dichas hace casi dos décadas que hoy se hicieron vigentes en un foro en la capital mexicana, donde se busca crear una carta de obligaciones.
“El encuentro de pensadores para crear la carta de las obligaciones del ser humano” es el título de este evento que se celebra hoy y mañana y en el que intelectuales y expertos dialogan sobre este asunto, ya tratado por el nobel de literatura en 1998, cuando recogió este galardón.
“Tomemos entonces, nosotros, ciudadanos comunes, la palabra, con la misma vehemencia con que reivindicamos los derechos, reivindiquemos también el deber de nuestros deberes. Tal vez así el mundo pueda ser un poco mejor”, decía el escritor portugués en su discurso, que coincidió con la celebración de los 50 años de la firma de la Declaración de los Derechos Humanos.
Y el primer deber humano tendría que ser, agregaba, “exigir que esos derechos no sean sólo reconocidos, sino también respetados y satisfechos”.
Estas palabras fueron recordadas hoy por su viuda, la periodista española Pilar del Río, quien a través de varios textos del intelectual recordó cómo ya hace décadas Saramago alertó de la grave crisis que se acercaba si los humanos no aceptaban sus obligaciones. Y es que en 50 años, aseguraba entonces el portugués, “no parece que los Gobiernos hayan hecho por los derechos humanos todo aquello a lo que moralmente, cuando no por la fuerza de la ley estaban obligados. Las injusticias se multiplican en el mundo, las desigualdades se agravan, la ignorancia crece, la miseria se extiende”.
Estos pensamientos sirvieron hoy para que distintas personalidades reflexionaran sobre el tema en un evento organizado por la World Future Society y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) al cumplirse cinco años de la muerte del intelectual a causa de una leucemia.
Gracias a varias preguntas del público, la periodista fue cuestionada sobre la vigencia de estas palabras. “Los seres humanos tenemos la obligación de pensar y de respetar, tenemos que utilizar la conciencia y la razón, que es lo que nos distingue de los animales”, dijo.
Además, hay que alejarse de “esas palabras que nos mecen” y “nos conducen directamente hacia un estado de indiferencia social que ya sabemos que es el paraíso del poder, el lugar en que este hace o deshace feliz, en beneficio de sus propios intereses”.
En el foro participaron personajes como el jurista español Baltasar Garzón, quien hizo una radiografía de los males que afectan hoy a la democracia en el mundo, como la confusión que tienen los Gobiernos de regular en aras de la seguridad con más leyes que solo causan la pérdida de libertades de los ciudadanos.
El estado de Derecho, dijo, se protege con la persecución de los delitos, fortaleciendo la cultura de la justicia, de la transparencia y el respeto a los derechos humanos.
“Tenemos un principio, un deber, el de la prohibición de la indiferencia y el deber de la indignación activa frente a estas agresiones de las que somos objeto de forma sistemática”, aseveró.
En una mesa titulada “Estado de Derecho”, Garzón estuvo acompañado por el abogado portugués José Antonio Pinto, el escritor mexicano Federico Reyes Heroles y el experto argentino Eduardo Raúl Balbi.
En la inauguración del evento participó también a través de un texto el rector de la UNAM, José Narro Robles, quien llamó a “dejar de lado las visiones individualistas y materialistas para pensar en el planeta, en los seres que lo habitamos y en el espíritu del ser humano”.
“Necesitamos cambiar de enfoques y perspectivas, romper clichés para imaginarnos un mundo distinto, para atrevernos a plantear una nueva utopía. Imaginar un mundo donde el hambre, la ignorancia y las muertes prevenibles no tengan cabida, donde no exista marginación por motivos raciales, religiosos, de género o económicos”, agregó. EFE

lunes, 22 de junio de 2015

LIPOVETSKY- "CREATIVIDAD Y FELICIDAD EN LA HIPER-MODERNIDAD"



CRÓNICA

Entrevista. Filósofo y sociólogo francés, estudioso de la sociedad posmoderna

Gilles Lipovetsky: 'La gente común no halla ya la felicidad en el súper, por eso escribe o hace fotos'

  • 'El capitalismo ha permitido al arte entrar en la vida cotidiana y liberarse 

    de su encierro en museos' 

  • 'El arte ha perdido su identidad sólida'

  • 'El espectador se pregunta si es pura provocación, una broma o una genialidad'

  • 'La competitividad hará el trabajo difícil. Para buscar el equilibrio, 

    la creación debe ser prioritaria' 




Imagen: JORDI SOTERAS



     
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Es un fenómeno realmente curioso. Cuando uno lee a Gilles Lipovetsky -el filósofo por excelencia de la modernidad y su postrimería, El imperio de lo efímero, La era del vacío, transmutada ahora en «híper modernidad»- las conclusiones que extrae son catastróficas y apocalípticas; pero toda vez que uno le escucha, esa carga negativa -¿estaría en mi mente lectora?- se transforma en corriente positiva e integradora. Empiezo a pensar que no sé leerle, no obstante les pasaré unas claves para que ustedes lean mejor La estetización del mundo, su último y nutritivo ensayo, que esta semana publica la editorial Anagrama. 
Verán, cuando lean que la cultura y su expresión artística se ha convertido en puro negocio de mercado, entienda que «la motivación económica no mata la creación» sino todo lo contrario, porque ha traído consigo una muy loable "desjerarquización de la cultura" y ha conseguido "que el arte no permanezca envasado en los museos sino que impregne nuestro mundo común, tal y como hoy sucede". Que si nuestras emociones se han convertido en un arma que el comercio maneja como hilos de marioneta, pues mejor que mejor, porque "esto nos ha dado la libertad de elegir e innovar» -elegir el atuendo, por ejemplo-. Y donde dice que el "capitalismo artístico" ha estetizado nuestro alma, han de entender "estética" en su sentido original griego: tocado por las emociones, la percepción, la sensibilidad. Es decir, que vivimos en un mundo estupendo. El problema, y esto sí lo admite, es que muy pocos tienen el dinero para disfrutarlo; pocos que cada vez son menos, mientras el resto luchamos contra la ansiedad que el híper consumo y la híper estimulación, la inmediatez y la falta de educación, nos generan.
No obstante, también para ello apunta soluciones el filósofo de lo social -Millau, Francia, septiembre del 44-: educar a nuestros hijos y alumnos en el gusto por la creación y el empeño en la calidad. Ay, tan fácil lo pinta.


Si el arte y la cultura se han convertido en puro negocio comercial, ¿es que han perdido todo valor humanista? 
No, el valor humanista pervive en la cultura pese a su utilización mercantilista. Siempre ha habido intereses detrás del arte, si piensas por ejemplo en el Renacimiento, la dimensión del arte no era humanista, sus valores eran religiosos y de poder. Es en la era moderna cuando se impone la idea de que el arte excluye lo comercial, de que el beneficio económico lo pervierte; pero llegados a la híper modernidad, esta diferenciación estricta se erosiona. Pongamos por ejemplo los museos, no solamente proliferan por todas partes sino que acogen manifestaciones como la moda o incluso las marcas, y la gente se escandaliza: ¡oh, la cultura se ha comercializado, ha muerto y ya no existe sino el dinero! En mi opinión el problema era en cambio la exclusión: ¿es que no hay creación, no hay cultura en la moda? Yo creo que sí, y que en cierto modo hemos llegado a un estado de las cosas más verdadero. Me parece muy positivo cuestionarse las jerarquías, la línea divisoria entre el arte puro y el comercio. Esta oposición rígida es lo que se contesta en el libro: no, la motivación económica no mata la creación, la democratiza. Lo ideal no es un arte sólo apreciable por una jerarquía, es preferible que la belleza y la creatividad estén en el mundo cotidiano y del comercio, y esto es posible gracias a la industria, que hace posible la moda, el diseño, la tecnología, etcétera.
¿Y todo esto le parece suficiente para un buen futuro o tiene alguna receta para un mañana mejor?
Nuestro objetivo de futuro, sobre todo para nosotros los europeos, es comprometernos con la calidad. Para mí, esta es la gran cuestión humanista hoy: la modernidad ganó la batalla de la cantidad, el bienestar para la mayoría, y la híper modernidad debe ganar la batalla de la calidad o la estilización del mundo; este es el ideal de futuro. El capitalismo ha dado un giro, abriendo una ventana que permite al arte entrar en la vida cotidiana y liberarse de su encierro en los museos. Y esto en el fondo no era sino el programa de las vanguardias históricas y del modernismo: el arte aplicado que tenía como fin hacer bonito lo útil.
Analiza en su ensayo una evolución de los fines artísticos, de la religión a la política, pero mi pregunta sigue siendo: ¿a qué fines sirve hoy el arte sino a los comerciales? De Andy Warhol a Damien Hirst, ¿cuál será la intencionalidad del artista vivo más caro del mundo?
No lo sé, no quiero entrar a valorar si me gustan o no las calaveras de Hirst o los globos de Jeff Koons, este gran mercader publicitario, por ejemplo. Lo que me parece revelador de esta época es tu pregunta, que apunta a la desorientación general, porque el arte, en mi opinión, ha perdido su identidad sólida. Y el espectador se pregunta continuamente si es pura provocación, si es una broma o por el contrario, una genialidad. La primera premisa del arte aplicado es renunciar a la idea de que el arte se opone a lo comercial y a la celebridad. Y luego llega Warhol y proclama: "I'm a business artist" [soy un artista comercial], y aquello supuso una ruptura, porque hasta entonces lo comercial era lo vulgar, pero a partir de entonces el arte comercial dejaba de diferenciarse del verdadero arte, desaparecía la contradicción entre arte y éxito comercial. Se convirtió en un artista celebridad y en su Factoría el arte se integró con la comunicación, la publicidad, el marketing, etc. ¿Qué diferencia hoy una galería de arte de una tienda de moda?
Dice que este capitalismo trans-estético funciona a base de explotar comercialmente nuestras emociones. ¿Es posible aún luchar para liberar nuestras emociones de esa explotación comercial o somos ya sólo burdas marionetas a su antojo?
El libro se remonta a los orígenes de este capitalismo artístico, que sucede exactamente a mediados del siglo XIX con el nacimiento de los grandes almacenes: comprar deja de ser algo simplemente útil y se convierte en un espectáculo. Las mujeres van al Bon Marché y se divierten con los colores, la decoración, etcétera: es el origen del shopping como acto teatral, el comercio entendido como teatro. Y a partir de ahí el comercio se focaliza en nuestras emociones, jugando con ellas mediante la publicidad, pero también a través del cine, que es la ingeniería emocional perfecta, y finalmente mediante el diseño. A partir de principios del siglo XX el capitalismo profundiza en la idea de que vivimos mejor rodeados de belleza, tocados por la emoción de la belleza, y consigue producir y comercializar las emociones, integrándolas en el engranaje económico. Hoy en día lo emocional ha penetrado en todos los ámbitos de nuestra vida, incluida la política, todo quiere hacernos reír o llorar; el capitalismo funciona como una ingeniería de sueños y emociones.
¿Y dónde queda la libertad del individuo?
Esta comercialización, que en principio es una manipulación criticable, no es tan simple: el capitalismo artístico se ha visto obligado a diversificar para emocionar y a cuidar hasta el más pequeño detalle para permitirnos la libertad de elegir. 
¿Libertad o espejismo?
Te pongo un ejemplo sencillo, con una pregunta: ¿por qué vas vestida así hoy, acaso lo has copiado de un modelo? Tu respuesta sin duda será que no, en absoluto, que has combinado y personalizado tu imagen, que te gusta llevar el pelo así y asá, que la falda la has encontrado en un mercado tal y cual, etcétera. Si el comercio no hubiera diversificado y cuidado el detalle al extremo, esta libertad de elegir e innovar no sería posible. Si fueras una burguesa catalana de principios del XX, tu casa y tu atuendo serían extremadamente convencionales, sin embargo la moda hoy te permite ser anticonvencional, el híper mercado es tan diverso que cada individuo puede recrear su propio universo.
Monsieur Lipovetsky, ¿cómo logra dar un giro positivo a todo lo que en principio parece negativo y alienante?
Mira, desde finales de la Edad Media se habló de la dictadura de la moda, algo que hoy ya no es real, no es posible. Hay una dictadura comercial, todo es comercio, pero no hay una dictadura de la moda, la moda es absolutamente diversa.
Propone ante todo la educación para luchar contra la esterilización de la cultura. Una educación familiar y no académica, ¿he entendido bien?
No, no, ambas: la escuela también debe educar.
¿Cómo educar a nuestros hijos si nosotros mismos somos producto de esta hipérbole consumista? ¿Por dónde empezamos?
No debemos esperar que el capitalismo artístico lo haga todo: tenemos que conservar nuestra mirada. El capitalismo no sólo ha estetizado nuestro entorno, sino que también ha sabido estetizar nuestro alma, en tanto que consumidores. Un campesino del XIX no contemplaba el paisaje, apenas veía las cosas útiles que había en ese paisaje. Los artistas nos enseñaron a contemplar y el capitalismo democratizó esa contemplación, y así nace el turista, que no es sino consumidor que viaja para sentir la contemplación, algo puramente estético. El concepto de estética viene de la voz griega aisthetiké que quiere decir tocado por las emociones, perceptor y sensible a la belleza y su influjo sobre la mente. Y el capitalismo artístico ha conseguido, a través de la publicidad, las revistas, el cine, la moda, etcétera, democratizar la mirada estética, es decir la percepción de la belleza, la sensibilidad.
¿Y ya está? Quiero decir, sobre estas premisas, ¿cómo podríamos educar? ¿Educamos en el consumo capitalista y punto?
Vuelvo al planteamiento del principio: la batalla humanista hoy está en la lucha por la calidad. Las escuelas tienen que luchar por esa calidad, ayudar en la búsqueda de la calidad. Y este es el mensaje del libro: para ganar esta batalla, humanista y también económica, hay que priorizar la calidad. Las escuelas deben enseñar el gusto por la creación. Mira, la competitividad hará que en el futuro el trabajo sea cada vez más difícil y cualificado, y para buscar de nuevo el equilibrio es imprescindible que la creación sea algo prioritario, porque nos ayuda a vivir mejor y es un motor económico: hacer música, pintar, escribir o contar con imágenes proporciona un placer y una satisfacción que no son estrictamente consumistas. El consumo no basta, hay que sentir. El capitalismo artístico no es lo único que existe, hay otros paradigmas contradictorios con la estética: la salud, la polución, la ecología, la educación, que no debe ser exclusivamente estética, los niños tienen que formarse en la realidad y en el esfuerzo...
¿Será capaz la ecología de poner fin a la sobredosis consumista que tanto daño hace al planeta?
No soy en absoluto pesimista: las contradicciones harán evolucionar el mundo, el hombre no es sólo un productor y consumidor, es un creador que encuentra la felicidad en esa dimensión creativa. Cada vez más la gente común escribe, fotografía, hace teatro... y no lo hace por esnobismo, sino en busca de la felicidad que no encuentra en el supermercado. La competitividad nos contagia estrés y ansiedad, y el ideal humanista es integrar la dimensión creativa para liberarnos, aliviarnos. La vida será cada vez más difícil y la creatividad ha de ir ganando importancia, y por ello me parece una clave educativa primordial: dar a los niños los utensilios para que puedan realizar esta profunda aspiración humana que es la creación.
Monsieur Lipovetsky, en 1995 predecía usted una creciente polarización social entre una pequeña minoría opulenta y una vasta mayoría muy mal pagada. Esto que es hoy el presente, ¿hacia dónde derivará en el futuro?
Sí, atendemos a esta deriva desde los años 80. Pero no es tan sencillo, por un lado la desigualdad económica se acentuará y por otro, los gustos serán cada vez más homogéneos entre las clases, y el resultado paradójico de esta democratización estética es una creciente ansiedad entre las clases no pudientes. 
¿Y la solución?
Llevábamos más de una hora conversando y lo cierto es que la madeja, lejos de desliarse, se enmarañaba cada vez más. No había más tiempo. Tampoco llamé a su casa de París, para no liar los cables inalámbricos del teléfono.

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La estetización del mundo, que el filósofo firma a medias con Jean Serroy, sale a la venta este miércoles,28 de enero (Editorial Anagrama)


NOMBRE: Gilles Lipovetsky. ESTADO CIVIL: casado; dos hijas. EDAD: 70. SU PROYECTO: 'De la légèreté. Vers une civilisation du léger 2' (De la ligereza. Hacia una civilización de lo ligero). LIBRO Y PELICULA: 'No tengo. Leo literatura y veo cine muy diverso, y casi siempre en relación con aquello que estoy escribiendo o sobre lo que estoy reflexionando'.